Templos , palacios y villas serán los edificios barrocos más destacados
La iglesia de Il Gesú de Romaserá el punto de partida de la arquitectura barroca. En este templo se otorga un gran protagonismo al espacio en el que se celebra la consagración eucarística: la grandiosa nave longitudinal, cruzada por un brazo que no sobresale, y la inmensa cúpula están pensadas con este fin.
Los palacios deben ser símbolos de las monarquías absolutas triunfantes en este siglo. La villa es la primera manifestación del deseo de la nobleza y alta burguesía urbanas de huir de la ciudad y vivir en el campo, pero no como campesinos o nobles terratenientes, sino como refinadas gentes de ciudad.
El templo barroco
En el templo barroco se mantienen las plantas basilicales, pero predominan las centrales, cada vez más complejas: plantas circulares, elípticas, octogonales y de cruz griega. Respecto a los soportes, hay que tener en cuenta que en el barroco lo constructivo y lo decorativo se funden, así como también lo simbólico. Las columnas, elementos constructivos, se hacen decorativas hasta llegar al extremo de la columnas salomónicas y son también el símbolo de la solidez y elevación de la Iglesia Católica.
Se emplean todo tipo de cubiertas, pero el elemento distintivo es la cúpula, que cubre e ilumina. Su vertiente simbólica es también importante: se eleva hacia los cielos.
Las fachadas son importantísimas en el barroco, puesto que este estilo busca integrar el edificio en el conjunto urbano. Por esta razón, a menudo la fachada no guarda relación con el interior sino que responde al proyecto urbanístico exterior. La fachada debe llamar la atención de los fieles. La entrada se sitúa en el centro de la fachada y es monumental; está cubierta por un frontón u otro elemento decorativo; decorada con columnas, nichos, ménsulas, etc. Las fachadas son, en muchas ocasiones, curvas (cóncavas, convexas) y su perfil crea un entramado de luces y sombras que refuerza el protagonismo de la pantalla.
El palacio barroco
Mientras que en Italia la arquitectura religiosa sigue manteniendo el liderazgo, en Francia, aun sin abandonar la construcción de templos , la arquitectura barroca dará sus mejores frutos en la arquitectura civil, especialmente la palatina.
Son características del gusto barroco francés el mantener en las fachadas la concepción y líneas clásicas (columnata exterior del Louvre de París, obra de Claude Perrault) y construir interiores suntuosos, llenos de espejos, techos decorados, etc.
El Palacio de Versalles es la muestra más acabada de la arquitectura barroca francesa. El arquitecto Mansart concibe su planta y alzados. De dimensiones gigantescas, en este palacio domina la horizontalidad, reforzada por la división del edificio en tres plantas y cuerpos. El ritmo de la fachada de Versalles lo marca la repetición de cuerpos, repetición que rompe la atonía de este inmenso paramento d e 600 m. de longitud.
Rococó
El final del siglo XVII y el siglo XVIII están dominados por dos estilos sucesivos: el denominado rococó y el neoclasicismo, que es una reacción contra el primero.
Rococó es una denominación peyorativa que dieron a las artes de la etapa inmediatamente anterior los defensores del retorno al clasicismo. Rococó deriva de rocaille («rocalla», combinación de conchas y piedrecillas), un tipo de decoración que tuvo mucho éxito en palacios y jardines.
El rococó fue un estilo cortesano, galante, muy del gusto de la aristocracia y la alta burguesía urbanas: gentes refinadas, cultas, ociosas... pero que frecuentaban salones donde no todo era superficial. En ellos se divulgarán las «luces», las ideas filosóficas de la Ilustración que habrían de cambiar el mundo al concretarse en la Revolución francesa de 1789.
El rococó se preocupa sobre todo de los interiores y de la decoración; por lo tanto, los edificios rococó no presentan innovaciones estructurales respecto de los anteriores.
La decoración es desbordante, colorista y excesiva, aunque en los palacios urbanos se busca también la comodidad. La decoración se basa en estucos, frescos, espejos, tapices, etc. Se introducen formas y objetos orientales, porcelanas por ejemplo, que aportan todavía más lujo a los ya refinados espacios. Los muebles deben estar en consonancia con la ambientación general, con los cortinajes.
En Alemania triunfa el rococó; Johan Balthasar Neumann es su máximo representante ,iglesia de Vierzehnheiligen. Los Borbones traen a la Península el estilo dominante en la corte francesa. Sin embargo, al ser el XVIII un siglo de decadencia para la Corona de Castilla, el rococó no cuenta con manifestaciones destacadas.
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